¿Qué es un siniestro en seguros y cómo actuar?
¿Qué es un siniestro en seguros y cómo actuar?
Imagina esta situación: Has contratado un seguro para proteger tu negocio. Llevas años pagando las primas, y nunca has tenido incidentes. Pero un día ocurre algo inesperado: un incendio, un robo, un accidente. En ese momento, se activa una palabra clave en el mundo de los seguros: siniestro. Y lo que decidas hacer en los siguientes minutos puede marcar la diferencia. ¿Estás preparado?
Aquí vamos a resolver todos los conceptos en torno a este tipo de situaciones: qué es un siniestro, qué implica, cómo actuar y por qué no todo lo que parece un accidente entra en esta categoría.
¿Qué es un siniestro en seguros?
En el mundo de los seguros, un siniestro es el acontecimiento que genera un daño o perjuicio cubierto por una póliza. Dicho de forma más clara: cuando algo ocurre y ese “algo” está contemplado en las condiciones de tu seguro, entonces se le denomina siniestro. Es el momento en el que la aseguradora entra en acción.
Y es aquí donde se suele generar cierta confusión. No todo daño se clasifica como un siniestro de forma automática. Para que lo sea, debe estar descrito dentro de las coberturas pactadas. Es decir, que el siniestro tiene que ser consecuencia directa de un hecho previsto por la póliza. El significado de siniestro en seguros, por tanto, no es solo algo malo que pasa, sino un hecho evaluado, cuantificado y con consecuencias contractuales.
Este término va más allá de que ocurra un problema. Incluye todo el proceso: desde el daño inicial, pasando por la notificación, hasta la posible compensación o reparación. Un siniestro puede tener múltiples fases y actores: asegurado, perito, mediador y aseguradora. Y todos tienen su papel.
Tipos de siniestros
Cuando hablamos de tipos de siniestros, conviene no quedarse solo en algunos ejemplos puntuales. Hay una clasificación técnica que nos permite comprender mejor cómo se analizan y gestionan estos eventos dentro del sector asegurador. Vamos a desglosarlo por dos criterios fundamentales.
Tipos de siniestros según su probabilidad
En este primer grupo se distingue entre los siniestros frecuentes y los excepcionales.
- Siniestros frecuentes: aquellos que, por su naturaleza, tienen una alta posibilidad de repetirse. Por ejemplo, pequeños robos en comercios o escapes de agua en viviendas. Son más comunes y, por tanto, las aseguradoras los gestionan con procesos muy definidos.
- Siniestros excepcionales: menos previsibles. Hablamos de catástrofes naturales, explosiones o grandes incendios. Tienen un impacto mayor que los anteriores, y su gestión requiere recursos y análisis más complejos. En algunos casos incluso intervienen organismos como el Consorcio de Compensación de Seguros.
Tipos de siniestros según los daños
Otra forma habitual de clasificar un siniestro es según los daños que se producen. Dependiendo de si el perjuicio afecta a bienes, personas o responsabilidades, hablamos de tres grandes grupos:
- Siniestros materiales: como daños a propiedades, edificios o vehículos. Son los más visuales y tangibles.
- Siniestros personales: en los que hay lesiones físicas o incluso fallecimientos. Aquí la gestión del siniestro se complica, ya que entran en juego factores médicos, psicológicos y legales.
- Siniestros de responsabilidad civil: cuando el asegurado ha causado un daño a un tercero y la aseguradora se hace cargo de las consecuencias económicas. Por ejemplo, un restaurante en el que la conservación inadecuada de un alimento provoca una intoxicación.
La notificación del siniestro
Una vez ocurrido el hecho que da lugar al siniestro, el siguiente paso es crucial: la notificación. Aquí es donde muchas personas cometen errores que podrían afectar a su cobertura.
La notificación del siniestro debe realizarse en el menor tiempo posible. Lo habitual es en un plazo de siete días desde que se tiene conocimiento del hecho. Este plazo puede variar, pero siempre aparece especificado en la póliza.
El asegurado debe proporcionar toda la información relevante: qué ha ocurrido, cuándo, dónde, qué daños ha producido, si hay implicados o testigos, y cualquier documento que lo respalde (fotografías, denuncias, facturas, informes).
No se trata de enviar un correo genérico. Una notificación incompleta o tardía puede suponer retrasos o incluso la negativa de la compañía a hacerse cargo. Y si no se sigue el procedimiento de forma adecuada, el siniestro podría quedar fuera de cobertura. Aquí la diferencia entre siniestro y accidente tiene mucha relevancia. Puede haber ocurrido un accidente, pero si no cumple con las condiciones formales y contractuales, no será considerado siniestro.
¿Qué hacer en caso de siniestro?
Cuando algo ocurre, los nervios, la incertidumbre y el desconocimiento pueden llevarnos a actuar mal. Por eso, antes de que ocurra nada, conviene tener claro qué hacer en caso de siniestro.
- Garantiza la seguridad. Si hay personas implicadas, lo prioritario es atenderlas.
- Evita que los daños aumenten. No manipules pruebas ni tires objetos rotos.
- Recopila toda la información posible: fotos, testigos, documentos.
- Contacta con tu aseguradora o mediador lo antes posible.
- Sigue el procedimiento indicado en tu póliza.
Una vez se ha notificado, se inicia el proceso de evaluación. La aseguradora puede enviar un perito para valorar los daños y confirmar que están dentro del marco del contrato. Si todo encaja, se procede a la indemnización o a la reparación del daño.
En este proceso, muchas veces se perciben diferencias entre las aseguradoras. Aquí entra en juego la siniestralidad, es decir, la frecuencia y gravedad de los siniestros que gestiona una entidad. Una alta siniestralidad puede influir en las condiciones futuras de tu póliza. Por eso también conviene tener buenos hábitos de prevención, y no utilizar el seguro como si fuera una simple extensión de la cuenta bancaria.
La importancia de saber actuar
Saber qué es un siniestro en seguros es mucho más que conocer una definición. Es entender cómo funciona la protección que has contratado, saber actuar cuando algo ocurre y, sobre todo, valorar la importancia de hacer las cosas bien desde el primer momento. Una buena gestión del siniestro puede marcar la diferencia entre un trámite ágil o un largo dolor de cabeza.
En Berkley España llevamos años acompañando a cientos de clientes en este tipo de situaciones. Nuestro compromiso con la especialización y el trato directo hace que cada siniestro sea gestionado con la máxima eficacia y cercanía.
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